domingo, 16 de marzo de 2008

LA TERCERA ESPAÑA, UPyD Y CIUTADANS


A pesar de la injusta e inicua ley electoral, a pesar del silencio mediático y a pesar del estrangulamiento financiero, pues todo ello junto conforma un grandísimo cordón sanitario que casi imposibilita que surjan nuevos partidos de carácter nacional, objetivamente hay que considerar un gran éxito de Rosa Díez conseguir un escaño en las Cortes españolas, y desde luego que más de 300.000 ciudadanos hayan votado unas siglas casi desconocidas, creadas hace cinco meses.

Entre la "España de charanga y pandereta" de Zapatero y la "España de cerrado y sacristía" de Rajoy existe la tercera España, la que ahora ha votado a partidos como UPyD y Ciutadans, y que ha logrado implantar un embrión en la Cortes como promesa de un 'tercer partido' nacional, progresista pero no progre, liberal pero no carca, que luche por lo que nos une a todos, y atraiga a miles y miles de españoles que todavía votan a una de las dos Españas que nos hielan el corazón.

No obstante hemos de aceptar la realidad y ser ecuánimes al sacar deducciones del resultado electoral del 9-M. Este resultado debería ser mejor, mucho mejor, para esa tercera España emergente, si consideramos los deméritos del presidente Zapatero y del opositor Rajoy. No insistiré en mi particular análisis sociológico de esta España mayoritaria de nuevos ricos, progres de salón que votan a ZP y aplauden a los negociadores con ETA, y de esa otra España minoritaria pero relevante controlada por carcas tradicionalistas que, aunque defiendan un concepto ético de combate a los privilegios de los nacionalistas y al totalitarismo de ETA, con su intolerancia conservadora impiden conformar una gran mayoría por la defensa de la nación de ciudadanos libres e iguales.

El camino será largo y tortuoso, pero contamos con una plataforma poderosa, la voz de Rosa Díez en el Congreso de los diputados, y con un programa político atrayente de unión para la regeneración democrática. Todas las fuerzas serán necesarias. Pero de nuevo hay que aceptar la realidad, y las elecciones han demostrado que ese tercer partido ya no puede ser más que UPyD. No sólo porque ha sacado un diputado por Madrid y Ciutadans no lo ha logrado en Barcelona, sino porque la selección natural ha puesto a cada uno en su sitio, y los ciudadanos de toda España han dado 300.000 votos a UPyD y tan sólo 45.000 a Ciutadans, con el agravante de que este partido ha dilapidado las 90.000 papeletas que obtuvo en las elecciones catalanas, reteniendo ahora tan sólo 27.000 votantes en Cataluña. Claro que el partido de Rosa Díez ha fracasado también en esta tierra, lo que significa que para rescatar el potencial igualitario y renovador en el Principado es necesario que se recupere la unidad. Pero después de estas elecciones, esa fusión -imprescindible- de ambos partidos sólo puede tener una forma: la integración de los 'ciudadanos' en el partido Unión Progreso y Democracia.

Quizá no es lo que a muchos nos habría gustado, quizá es históricamente injusto, pero la realidad es ineluctable. Probablemente fue una lástima que la especie originaria de Europa, el hombre de Neanderthal, después de muchos años de convivencia con el Homo Sapiens, especie venida de África, desapareciera en beneficio de esta última; pero en este mundo y en esta vida la ley de la selección natural del más apto es tan inapelable como la ley de la gravedad.

Ciutadans ha muerto, ¡viva UPyD!

sábado, 2 de febrero de 2008

2º MANIFIESTO DE CIUDADANOS POR LA UNIÓN, EL PROGRESO Y LA DEMOCRACIA



Afiliados y simpatizantes de UPyD y de Ciutadans han emitido un segundo manifiesto implorando por la coordinación electoral de estos dos partidos de cara al 9-M. Este humilde Capitán Trueno subscribe, refrenda, firma y rubrica este manifiesto, porque se diga lo que se diga son dos partidos para un mismo proyecto: la regeneración de la política española desde una visión inequívocamente nacional. Especialmente destacable es su párrafo #3:

"3. Que en nuestra opinión Ciudadanos podría obtener diputados mucho más fácilmente que UPyD en Cataluña, especialmente en las provincias de Barcelona y Tarragona. Y que UPyD lograría representación muy por encima de Ciudadanos en el resto de España teniendo posibilidades reales de obtener representación en Madrid, Valencia o Sevilla."

A pesar de las críticas interpartidistas y sectarias, hay que seguir pidiendo 'inteligencia electoral', y que UPyD se retire en Cataluña y C's en el resto de España.

Si no lo hacen ellos, lo haremos nosotros, los votantes de la 'tercera España'.

sábado, 24 de noviembre de 2007

MANIFIESTO POR LA UNIÓN












Afiliados de Ciutadans y de UPD han consensuado un Manifiesto de Ciudadanos por la Unión, el Progreso y la Democracia que proclama lo obvio: la imperiosa necesidad de unir fuerzas de cara a las elecciones generales, imperiosa necesidad para los ciudadanos españoles que reclaman esa 'tercera España', ese único proyecto que actualmente está dividido en dos partidos.

A los ciudadanos no nos importan ni las vanidades personales ni las necesidades partidistas de ambas direcciones, nos importa la libertad y la igualdad de los españoles, que está en grave peligro ante la inevitable alianza de Zapatero con los nacionalistas periféricos, todos ellos ya, sedicentes moderados y radicales, en una deriva secesionista declarada sin tapujos.

Confiemos en que el sentido común y la grandeza se impongan en la decisión de los dirigentes de Ciutadans y de UPD, y no demonicemos a una sola de las partes porque los desencuentros vienen de lejos y son culpa de ambos equipos dirigentes.

En cualquier caso, este humilde Capitán Trueno apoya de manera inequívoca este 'manifiesto por la unión'.

viernes, 12 de octubre de 2007

DESDE LA IZQUIERDA LIBERAL

En una buena entrevista del diario El Mundo al filósofo francés Bernard-Henri Lévy, éste se declara irremisiblemente unido a la familia de la izquierda, pero defiende una izquierda nada sectaria y muy liberal, una izquierda que abomina de todos los males del posmodernismo: el irracionalismo, el relativismo, el populismo, el nacionalismo, el indigenismo, el filoislamismo y otros 'ismos', e incluso nos previene: "Existe una tentación totalitaria de la izquierda, que tiene sus raíces en el antiliberalismo, el nacionalismo exacerbado, el antiamericanismo..."

También apunta a los líderes señeros de esa izquierda reaccionaria: "Me preocupa que haya españoles y franceses que crean que Chávez es un progresista, y que muchos occidentales hagan bandera de la antiglobalización".

Bernard-Henri Lévy proclama con lucidez lo que muchos pensamos: que así como se puede ser de derechas, pero no reaccionario ni meapilas, también se puede ser de izquierdas, pero no populista ni 'progre'. Y el cordón umbilical que une a esa derecha y esa izquierda es el liberalismo. Existen afortunadamente una derecha liberal y una izquierda liberal.

La izquierda liberal es la izquierda laica que defiende la separación total entre el Estado y la Iglesia Católica, pero que no pretende arrojar por la ventana a los curas civilizados para abrir la puerta a los islamistas bárbaros; la izquierda igualitaria que combate las desigualdades promocionadas por el nacionalismo de las élites locales, los oligarcas provincianos y los caciques reciclados; la izquierda del pensamiento crítico que se enfrenta tanto al dogmatismo de la derecha como al relativismo de la izquierda al uso; la izquierda progresista que extiende el liberalismo desde el campo de la economía al de la política, la cultura y la moral; la izquierda que defiende al ciudadano de la nación política contra las naciones étnicas o culturales; la izquierda que proclama como único sujeto de derechos al individuo, y no a la raza, la etnia, el proletariado o el Estado; en definitiva, la izquierda liberal es la izquierda del Manifiesto de Euston.

Pero que nadie piense que la izquierda liberal es una izquierda nueva; en realidad es la izquierda prístina, la que nace con la Ilustración y con las revoluciones democráticas de Inglaterra, Norteamérica y Francia -la constitucionalista de 1789, no la del Terror de 1792-.

Y es una izquierda que en España siempre ha sido minoritaria, pero que ha tenido ilustres e ilustrados próceres. La izquierda liberal es la izquierda del liberal constitucionalista de 1812 Álvaro Flores Estrada; la del tribuno republicano liberal de 1836 Joaquín María López; la del superviviente liberal de 1854 Práxedes Mateo Sagasta; la del republicanismo democrático, liberal y unitario de 1869 de Emilio Castelar; la del navegante del Partido Liberal por la Izquierda Liberal al Partido Republicano Radical Santiago Alba; la del jefe de gobierno liberal progresista José Canalejas; la del inventor del Partido Reformista, el proyecto nacional de una fuerza moderada pero regeneracionista, liberal pero social y democrática, Melquíades Álvarez; la del primer Manuel Azaña del Partido Reformista; la del humanista inventor del socialismo liberal Fernando de los Ríos; la de las feministas 'avant la lettre' Victoria Kent y Clara Campoamor.

Esa izquierda liberal existe en la España actual aunque todavía sea minoritaria: forma parte del ideario de los partidos 'Ciutadans' y 'Unión Progreso y Democracia'. E incluso existe una corriente interna en el primero que promociona sin ambages la fusión -necesaria- de ambos partidos: la 'Izquierda Liberal' de Antonio Robles.

domingo, 9 de septiembre de 2007

COMIENZA UN CURSO POLÍTICO DECISIVO

Los ciudadanos españoles se juegan dentro de seis meses su futuro democrático; por ello este nuevo curso político que comienza será decisivo para la historia de la España libre e igualitaria de 1978.

¿Por qué? Por la sencilla razón de que la narcotizada sociedad española parece dispuesta a renovar el gobierno de Zapatero, el izquierdista que ha encaminado la España de las autonomías hacia una confederación de reinos de taifas, para lo cual no ha dudado en negociar políticamente con los nacionalistas terroristas. Una deriva hacia el 'Antiguo Régimen' que convierte a Zapatero en el izquierdista más reaccionario de la historia de España.

Parece asimismo que si el PP lograra alcanzar la victoria en un giro final de la opinión pública, sería necesario el apoyo de los nacionalistas catalanes y/o vascos para que Rajoy fuera presidente de gobierno, lo que supondría sin duda una hipoteca para la defensa de la España libre e igualitaria. Deriva 'neocedista' que ya ha iniciado el PP -cual nueva Confederación Española de Derechas Autónomas- apoyando los estatutos valenciano y andaluz, humillándose ante el pensamiento único catalanista, y enunciando ocurrencias filonacionalistas en Baleares y Galicia.

Contra esta destrucción del Estado libre, igualitario y fraternal del 78, se han alzado diversos movimientos cívicos encabezados por intelectuales del ámbito liberal y progresista -que no 'progre'-, y que dieron su primer fruto político con el inesperado triunfo de 'Ciutadans' en las elecciones catalanas del año pasado.

A pesar de que este partido ha sufrido un retroceso en las difíciles elecciones municipales en Cataluña, su ideario ha calado en el resto de España, y nuevos grupos de intelectuales y políticos, a partir de la 'Iniciativa ciudadana Basta ya', han lanzado la propuesta de un nuevo partido de alcance nacional que defienda la unidad e igualdad de los ciudadanos españoles.

Antonio Robles desde 'Ciutadans' saluda el nacimiento del partido de Rosa Díez y Fernando Savater en su artículo La tercera España. Fernando Savater explica en las páginas de El Mundo su idea sobre este futuro UPD (Unidad, Progreso y Democracia).

Esa 'tercera España' es necesaria, y para ello es preciso que en las próximas elecciones generales surja con fuerza y un puñado de diputados el 'tercer partido', un partido-bisagra nacional que desde el centro-izquierda liberalprogresista y socialdemócrata permita gobernar al partido más votado, sea el PP o el PSOE, sin caer en el chantaje nacionalista, y haciendo avanzar al país hacia la regeneración política, el cierre del Estado autonómico, el fortalecimiento del Estado en materias sensibles como la financiación, la sanidad y la educación, la reforma de la ley electoral hacia las listas abiertas o segundas vueltas, la independencia de los tres poderes y el combate legal pero contundente contra el terrorismo nacionalista.

Para ello es necesario que los partidos de Albert Rivera y Rosa Díez se alíen, se coaliguen o se fusionen, algo que todavía no está claro. ¿Serán capaces estos adalides de la 'tercera España' tan necesaria de defraudarnos y de hacer fracasar la única esperanza de la España de ciudadanos libres e iguales?

La respuesta no está en el viento. La respuesta está en sus manos.

sábado, 7 de julio de 2007

CIUDADANOS

Por fin este neonato partido celebró su congreso extraordinario y aprobó una actualización de su ideario y sus estatutos. El ideario de Ciutadans es público y se puede leer en su web.

Esa es la buena noticia, porque con este documento se explicita su posicionamiento de centro-izquierda, su anclaje en las tradiciones del liberalismo progresista y el socialismo democrático, y se cierra el paso a los que habían entrado en este partido disfrazados con el traje de lagarterana 'transversal' para esconder sus vergüenzas de la eterna derecha que se define como 'ni de derechas ni de izquierdas' y que gira en torno a otro nacionalismo tan rechazable como el segregacionista cual es el nacionalismo españolista.

La mala noticia es que al parecer los enfrentamientos personales se han recrudecido y acrecentado, y está por ver si el partido se une ahora una vez elegidas la nueva ejecutiva y el nuevo Consejo General. No es malo que algunos extremistas desde la izquierda y desde la derecha se vayan de Ciutadans, pero sería lamentable que el partido se escindiera en dos partes como amenazaron algunos al conocerse los resultados del 'cónclave ciudadano'.

Sorprende que la ejecutiva saliente encabezada por Albert Rivera recibiera diversos votos de castigo en el congreso, y que al final y con listas abiertas su candidatura copara casi el 100 % de los puestos; pero ello indica que la alternativa no acababa de convencer y sobre todo que se presentó muy dispersa e indefinida. Pero los ganadores no deberían olvidar que ha quedado mucha gente muy válida y con décadas de combate contra el nacionalismo obligatorio catalán fuera de los órganos de poder, y que son necesarios para desarrollar el 'proyecto Ciudadanos'. Los diputados Antonio Robles y José Domingo son su paradigma, que no los únicos.

Después del fracaso electoral en las elecciones municipales y de las críticas en el congreso, Albert Rivera y su equipo tienen una nueva y probablemente última oportunidad: suturar la fractura entre los miembros del partido, desarrollar su programa político basado en su claro y flamante ideario, converger con la plataforma que a nivel nacional impulsa Basta Ya, y trabajar de forma eficaz por medio de su renovada y cohesionada comisión ejecutiva.

Albert Rivera ha demostrado a pesar de su juventud ser un 'animal político' en el mejor sentido de la palabra, y tanto su estrategia congresual como su capacidad organizativa han sido muy buenas. Confiemos en que ahora transfiera esa gran capacidad política hacia afuera, hacia los ciudadanos de a pie que esperan ver emerger en toda España el 'tercer partido', el partido de los ciudadanos libres e iguales para la 'tercera España'.

martes, 22 de mayo de 2007

LAS CIUDADES PARA LOS CIUDADANOS


Si hay un ámbito político donde el Partido de la Ciudadanía puede crecer es en el de las elecciones municipales. Es cierto que se enfrenta a barreras descomunales, a gigantes terroríficos, a celadas insospechadas.

No sólo los partidos políticos nacionalistas ven en C's un enemigo para su sociedad cerrada, nacionalista a la fuerza y sumisa a los mitos etnoculturales. También los dos grandes partidos nacionales -nadie sabe ya que es Izquierda Unida, salvo una tribu de comunistas trasnochados que para sobrevivir se disfrazan de lo que haga falta, en Cataluña y el País Vasco de nacionalistas, en el resto de España de ecologistas o de feministas-, el PSOE y el PP, temen a Ciudadanos. El primero porque C's desde la izquierda moderada denuncia su deriva filonacionalista y confederalista, el segundo porque puede perder los votantes que sin ser de la derecha confesional le votaban porque no había otra opción. Y también porque Ciutadans puede recuperar muchos votos abstencionistas desencantados de los partidos oligárquicos y cerrados que han convertido la política en un corralito.

El conglomerado unido por intereses partidistas y gremialistas de los partidos tradicionales, los grandes grupos mediáticos y económicos, lo que podemos llamar "el sistema", teme el empuje del partido emergente, Ciudadanos, porque un nuevo partido que reclama transparencia, listas abiertas, limitación de mandatos, y focalización en las necesidades de las personas y no en las falsas e inexistentes necesidades de los pueblos, las naciones, las clases, las castas o los sexos, es algo que pone en peligro para el futuro su tinglado, su corralito, su sociedad cerrada.

Por eso de nuevo "el sistema" está vetando a C's, las televisiones públicas no les permiten acudir a los debates, los medios los ocultan, los partidos los ningunean, los mamporreros nacionalistas les agreden, las encuestas los ignoran. Pero también hicieron lo mismo en las elecciones autonómicas, Ciutadans no existía, y sacaron nada menos que tres diputados. Previsiblemente lo mismo pasará ahora. Habrá muchas ciudades del círculo metropolitano de Barcelona y de Tarragona que auparán a los consistorios a "concejales ciudadanos".

Porque las necesidades de los ciudadanos no son la policía que multa a los comerciantes según el idioma en que rotulan, ni la totalitaria inmersión obligatoria en las escuelas en una de las dos lenguas oficiales, ni los fantasmagóricos estatutos, ni mucho menos la "construcción nacional". Las auténticas necesidades de los ciudadanos son las ciudades abiertas, bilingües, al servicio de las personas, donde la vivienda, el transporte, la seguridad, la cultura, la persecución de la corrupción urbanística sean las prioridades.

En definitiva, porque somos muchos los ciudadanos que no nos sentimos representados por los partidos mayoritarios, ya que actúan al margen de los intereses de la ciudadanía. Porque todos únicos, todos ciudadanos.