LAS CIUDADES PARA LOS CIUDADANOS
Si hay un ámbito político donde el Partido de la Ciudadanía puede crecer es en el de las elecciones municipales. Es cierto que se enfrenta a barreras descomunales, a gigantes terroríficos, a celadas insospechadas.
No sólo los partidos políticos nacionalistas ven en C's un enemigo para su sociedad cerrada, nacionalista a la fuerza y sumisa a los mitos etnoculturales. También los dos grandes partidos nacionales -nadie sabe ya que es Izquierda Unida, salvo una tribu de comunistas trasnochados que para sobrevivir se disfrazan de lo que haga falta, en Cataluña y el País Vasco de nacionalistas, en el resto de España de ecologistas o de feministas-, el PSOE y el PP, temen a Ciudadanos. El primero porque C's desde la izquierda moderada denuncia su deriva filonacionalista y confederalista, el segundo porque puede perder los votantes que sin ser de la derecha confesional le votaban porque no había otra opción. Y también porque Ciutadans puede recuperar muchos votos abstencionistas desencantados de los partidos oligárquicos y cerrados que han convertido la política en un corralito.
El conglomerado unido por intereses partidistas y gremialistas de los partidos tradicionales, los grandes grupos mediáticos y económicos, lo que podemos llamar "el sistema", teme el empuje del partido emergente, Ciudadanos, porque un nuevo partido que reclama transparencia, listas abiertas, limitación de mandatos, y focalización en las necesidades de las personas y no en las falsas e inexistentes necesidades de los pueblos, las naciones, las clases, las castas o los sexos, es algo que pone en peligro para el futuro su tinglado, su corralito, su sociedad cerrada.
Por eso de nuevo "el sistema" está vetando a C's, las televisiones públicas no les permiten acudir a los debates, los medios los ocultan, los partidos los ningunean, los mamporreros nacionalistas les agreden, las encuestas los ignoran. Pero también hicieron lo mismo en las elecciones autonómicas, Ciutadans no existía, y sacaron nada menos que tres diputados. Previsiblemente lo mismo pasará ahora. Habrá muchas ciudades del círculo metropolitano de Barcelona y de Tarragona que auparán a los consistorios a "concejales ciudadanos".
Porque las necesidades de los ciudadanos no son la policía que multa a los comerciantes según el idioma en que rotulan, ni la totalitaria inmersión obligatoria en las escuelas en una de las dos lenguas oficiales, ni los fantasmagóricos estatutos, ni mucho menos la "construcción nacional". Las auténticas necesidades de los ciudadanos son las ciudades abiertas, bilingües, al servicio de las personas, donde la vivienda, el transporte, la seguridad, la cultura, la persecución de la corrupción urbanística sean las prioridades.
En definitiva, porque somos muchos los ciudadanos que no nos sentimos representados por los partidos mayoritarios, ya que actúan al margen de los intereses de la ciudadanía. Porque todos únicos, todos ciudadanos.